domingo, 7 de octubre de 2007

BIOGRAFÍA DE LISIAS: OBRA


Obra de Lisias

Según la tradición reseñada por Dionisio de Halicarnaso, la obra de Lisias incluye:

Discursos que pertenecen a los géneros deliberativo, epidíctico y judicial.

Obra varia representada por el Erótico, parafraseado en el Fedro de Platón.

Fragmentos de discursos y cartas.

Se le atribuyeron más de 400 discursos. A nosotros nos han llegado más de 30, de los que sólo 15 parecen auténticos. Sus discursos son fuente para el conocimiento de las costumbres atenienses (herencias, adulterios, calumnias, etc.). En su calidad de logógrafo, Lisias servía a todo tipo de clientes y por ello se le ha acusado de oportunista, pues escribía indistintamente para defender una causa de parte oligárquica o bien de una parte democrática. Sin embargo es evidente que las simpatías de nuestro autor se dirigían hacia la causa demócrata por la que tanto luchó durante su vida, y que si aceptó escribir para clientes de otras tendencias, esto no debió representar para él una traición a una causa a la que, por otra parte, no tenía por qué estar ligado, pues no era político de carrera sino mero simpatizante.

Lisias convirtió a sus clientes en caracteres humanos simples. Fumarola lo consideraba por eso precursor de la novela que se vale de la narrativa, a base de frases cortas, expresivas, dramáticas.

Literariamente, Lisias tiene un valor insuperable por esa caracterización especial de los clientes, lo que los antiguos llamaron etopeya, que se logra presentando al cliente con una determinada manifestación de orgullo, simpleza y tontería. Muchos han criticado a Lisias por esta manera de presentación. Consideran indigno que Lisias diera a sus clientes un falso aspecto para ocultar los hechos verdaderos. Pero este verter algo del carácter del que habla en las oraciones resultaba un medio importante de prueba y refutación que trataba de disimular el mal efecto que se podía dar ante los jueces, cuya buena voluntad se pretendía alcanzar, presentando una variación de personalidades.

Encontró en este peculiar arte de la caracterización un excelente medio para triunfar que, combinado con la adaptación del discurso a las circunstancias de edad, ocupación, etc., del orador, y de la causa al tipo de jurado, lo consagró como invencible ante los tribunales.

Supo conferir al orador un aire moderado, razonable, y muchas veces ingenuo y tímido que lo hace digno del interés del tribunal. Esto combinado con una hábil argumentación, logra siempre hacer aparecer lo peor como lo mejor. El artificio sólo se evidencia mediante una lectura cuidadosa y crítica que no estaba al alcance de los jueces en los tribunales.
Por otra parte, se adecuaba al orador un vocabulario que coincidiera con la personalidad que se le había trazado, y mucho había que tomar en cuenta para ello, la clase social y la profesión del individuo del que se trataba, pues de lo contrario los alegatos hubieran sido contraproducentes. Su vocabulario no es más que el ático puro coloquial, sin mezcla de formas poéticas ni de palabras de nuevo cuño, sin metáforas demasiado audaces.

Así pues el mérito de Lisias está tanto en la facultad de descubrir los argumentos disponibles para cualquier circunstancia, como en la manera de arreglarlos en el discurso. Y es en esa disposición simple y uniforme, en lo que nuestro autor se distingue de todos los oradores del canon ático.

Lisias dividió sus discursos generalmente en cuatro partes:

  • Proemio o Exordio.- Que pretende captar la atención y simpatía del jurado, mediante una simple introducción a veces formada de lugares comunes, pero siempre apropiada al asunto que está entre manos.

  • Narración.- Generalmente una exposición ordenada de argumentos a favor de la tesis sustentada y, en Lisias, una verdadera obra de arte. Se distingue por su concisión, claridad y encanto, pero sobre todo por un poder de convencimiento que se produce sin aparente esfuerzo por convencer.

  • Discusión.- Donde Lisias saca las consecuencias de los hechos, ligando entre sí los argumentos de forma breve y muchas veces ingeniosa, a base de comparaciones o razonamientos muy simples que van directamente a lo esencial. Sin embargo, su oratoria no es de "pathos" (pasión, temperamento), no insiste sobre los argumentos y sólo se contenta con indicar la evidencia. Muchas veces, las formas más apasionadas de su dialéctica se logran mediante interrogaciones vivas o algunos dilemas en que se encierra a sus adversarios. No se vale, pues, del sarcasmo ni de la fuerza de los sentimientos. Por lo demás, la fuerza de la argumentación lisiana estriba muchas veces en hacer aparecer los caracteres atractivos o desagradables por medio de toques incidentales.

  • Refutación.- Agregada sólo a veces, con la intención de desprestigiar al adversario atacándolo directamente.

  • Epílogo o Peroración.- En la que se pretendía el favor para el orador y el disfavor para el adversario, y donde para lograrlo se excitaban las emociones del jurado. Como el exordio, tenía lugares comunes consagrados y el orador recordaba a los jurados sus cualidades personales y servicios públicos, además de mostrarles las consecuencias que su decisión tendría. Por lo general, Lisias evita una recapitulación demasiado lógica y termina con palabras simples.

La impresión que da un discurso de Lisias es la de un conjunto sobrio, uniforme, carente de artificios retóricos, por lo demás tan artísticamente aprovechados, que dan una visión unitaria y simple de pensamiento y expresión; cualidades éstas que logra por su dominio del lenguaje. Lo maneja de tal forma que es capaz de expresar con propiedad la idea más compleja mediante el empleo de palabras adecuadas. Este empleo del lenguaje le valió la consideración como paradigma de expresión pura, el canon insuperable del lenguaje ático en boga. Y su influencia fue tal, que su estilo simple llegó a ser usado por todos los escritores de la "ecclesia" o los tribunales.

Su estilo magistral, cuyas virtudes esenciales son la pureza del discurso, la elegancia, la claridad de exposición y la vivacidad en la presentación de acontecimientos y personas, lo hicieron representante del "tenue discendi genus". Aprovechó inmejorablemente la experiencia literaria de Heródoto, Tucídides, Gorgias y Antifonte, evitando los excesos de aquellos e imitando sus aciertos.

Él trajo el lenguaje diario a una más íntima relación que la que había tenido jamás con el lenguaje literario, y puso el primer ejemplo de elegancia perfecta unida a la sencillez, cualidades que lo mantienen como inmortal entre los oradores griegos de la época clásica.

1 comentario:

caludio eliano dijo...

gracias por haber creado este blog. La verdad, es muy interesante.
Aquí, en la Comunidad Valenciana, el texto elegido para la PAU es justamente LA DEFENSA POR LA MUERTE DE ERATÓSTENES, aunque aquí el texto es cerrado, es decir los chavales se examinarán de unas frases del texto ( a parte de LA APOLOGÍA DE SÓCRATES de JENOFONTE). Creo entender que por Castilla y León os piden unos criterios mínimos.
Bueno, bueno, que me enrollo. Nada, te repito: gracias por haber creado este blog.
No dudes que desde aquí lo seguiremos con gran agrado.
Salutem plurimam!!!
Perdón: mi nombre es Mertxu y soy profesora de Griego y Latín en el IES 9 D'OCTUBRE de CARLET (VALENCIA)